Pyrenaica 281 (2020)
del Tachamontes
Pyrenaica 281
Urkiola
2020
Editorial
Alonso Cires, Luisa
Urkiola protagoniza la portada de este número y las travesías que se proponen dentro del parque natural, gestionando el acercamiento en transporte público, quieren plantear otra manera de ir a la montaña, más pausada y sostenible, que nos recuerda la forma de acercamiento en otros conocidos parques de montaña europeos y nos traslada a la época de los pioneros y pioneras.
Habrá quien diga que no nos queda otra: montañas cercanas y sin prisas, paredes a pocos kilómetros de casa. Las restricciones de movilidad que se han impuesto a causa de la epidemia del covid-19 han introducido limitaciones en nuestros objetivos montañeros, a las que hemos tenido que adaptarnos involuntariamente. Pero también han traído cosas positivas.
Por ejemplo, gracias al confinamiento en el municipio, nos hemos acercado, a veces por primera vez, a las cimas y paredes que tenemos al lado. Y, a pesar de que en algunos casos no pasan de la categoría de tontorra o tachuela, hemos apreciado como nunca la ruta a la cumbre y el descubrimiento del buzón, el avance por la vía mientras nos daba el sol en la cara, y la sorpresa de visualizar los barrios conocidos desde una perspectiva de altura. Y nos hemos olvidado de las prisas, descubriendo caseríos y huertos bien cuidados, ermitas abandonadas, huellas de pasadas guerras, árboles que desconocemos, senderos borrados por las hierbas y paredes que escondían viejas clavijas.
La mayoría de quienes vamos a la montaña lo hacemos siguiendo sendas, cresteríos o vías descubiertos hace mucho tiempo. Y nos toca aprender de aquellas personas y de su espíritu montañero. Es un buen ejercicio recordar cómo se movían, qué equipos llevaban, cómo se habían acercado hasta el punto de inicio, qué información llevaban. Aquella gente tenía un carácter y una determinación a prueba de obstáculos y limitaciones, y se movían por las montañas de manera más respetuosa con el medioambiente.
Vivimos una etapa transitoria en nuestras actividades montañeras, habrá que aguardar pacientemente a que la tormenta termine, el cielo vuelva a mostrarse azul y podamos emprender proyectos más lejanos. También para eso tenemos propuestas en este número. Mientras tanto, caminemos sin prisa, descubriendo los caminos, las vías y los recursos naturales que tenemos cerca de casa y aprendamos a preservarlos. Nos toca cuidar lo nuestro, empecemos por conocerlo y quererlo.