Pyrenaica 288 (2022)

Siempre he conocido las montañas como un lazo de unión entre diferentes. No tenemos más que mirar un siglo atrás para recordar cómo los “padres” del montañismo vasco, Andrés Espinosa y Ángel Sopeña, aun militando en bandos opuestos durante la Guerra Civil, mantuvieron un respeto y amistad ejemplares entre sí. Esa pasión que compartían estaba por encima de todas las cosas y creó un vínculo entre ambos que nada ni nadie rompería jamás.

Respeto; esa es la palabra que representa el eslabón que a todos nos une en la montaña. Porque si cumplimos unas normas y somos empáticos con los demás, siempre encontraremos un lugar donde convivir en armonía; así nos lo han inculcado nuestros antecesores. Da igual que seamos senderistas, pastores, trail-runners, ciclistas, o lo que sea; solo necesitamos cumplir con estas premisas para poder compartir las montañas y evitar conflictos innecesarios.

No tenemos más que echar un vistazo a este número, para ver cómo, visitando culturas tan diferentes a la nuestra, ya sea en las montañas del Himalaya, Ecuador o Kurdistán, se puede disfrutar de una de las mejores experiencias de la vida. En la diversidad está la riqueza. Pero a veces, esas pequeñas diferencias entre unos y otros son de otra índole y hacen que, a esa gente que necesita “un poco más” para subir a las montañas, haya que darle el empujoncito que le ayude a volar y alcanzar esas cimas que a todos nos quitan el sueño en ocasiones.

Hoy en día la montaña es más inclusiva que nunca, y aunque todavía queda mucho camino por hacer, son cada vez más las asociaciones que, como Ibilki, ofrecen en ella actividades para personas con discapacidad, inmigrantes, personas sin hogar y todo aquél que lo necesite en general; porque todas las personas cabemos en la montaña. Seguro que, más pronto que tarde, veremos con asiduidad a estos grupos inclusivos recorriendo nuestras montañas, ya sea en Entzia, las Bardenas o en cualquier otra de las propuestas que os hacemos en la revista que tenéis entre manos.

Posiblemente, en este primer contacto con nuestro magacín habréis notado ciertos cambios que nos hemos visto obligados a realizar. Tal y como adelantaba en el anterior editorial, Pyrenaica tampoco ha podido resistir intacta el duro golpe asestado por la crisis de las materias primas y la subida de precios. Nuestro deber es pues, adaptarnos una vez más para garantizar la supervivencia de la revista y seguir siendo el lazo de unión de la comunidad montañera vasca.