Pyrenaica 277 (2019)

En la última asamblea se abordó de forma monográfica una de las grandes preocupaciones de todo el colectivo que integra esta federación, un tema que durante los últimos años ha sido recurrente y ha generado debate a todos los niveles (autonómico, territorial, en los clubes y entre los mendizales).

Durante dos años el mandato de la asamblea fue mejorar el condicionante de la póliza existente, entendiendo que era bueno y se trataba de actualizarlo con nuevas coberturas. En 2018 surgió un interés por valorar diferentes ofertas: abrir un procedimiento concursal en el que se recogiesen los intereses de las diversas compañías para manejar un volumen de contratación no inferior a 2 millones de euros y, sobre todo, en el que se defiendan las preocupaciones de 34 000 personas ha sido un proceso cuando menos complejo, tanto para garantizar un concurso en igualdad de condiciones como para velar por lo que ya tenemos y mejorarlo. Incluso podríamos decir que ha sido pionero en todos los ámbitos (tanto federaciones deportivas vascas como de montaña estatales). Asimismo, ha resultado un proceso enriquecedor y que habría que estimar la necesidad de reeditar cada legislatura.

Nos movemos en un mundo de exigencias, todos tenemos derechos y parece que obligaciones más bien nunca. Una de las investigaciones abordadas estaba relacionada con el compromiso que tienen los clubes y las federaciones de comunicar los calendarios de actividades al seguro. Los resultados han sacado a la luz la dejadez generalizada existente a este nivel (siendo los datos de Araba alarmantemente bajos). La primera conclusión es evidente: si somos incapaces de que 266 clubes cumplan un mínimo de obligaciones ¿cómo podemos pretender que 34 000 federadas/os sepan distinguir entre una póliza de accidentes y una de enfermedad? ¿Cómo podemos exigirles que respeten un protocolo para notificar los accidentes o transmitir las reclamaciones si siquiera los propios directivos tienen interés por cumplir con sus deberes?

Otro argumento valorado ha sido el nivel de satisfacción, centrándolo en el tipo de quejas y reclamaciones existentes durante los 6 últimos años (en el otro lado de la balanza, en contadas ocasiones un federado llama para agradecer el trato recibido o la atención médica prestada cuando ha sufrido un percance).

Tras casi 30 años de travesía juntos, la asamblea de la EMF ha decidido cambiar de compañía de seguros y de empresa mediadora. Damos las gracias a Josetxo Luna y Helvetia por todos estos años. Ahora, de la mano de Adartia y Mapfre, empieza una nueva etapa en nuestro sendero GR, y entre todas y todos vamos a mirar al futuro con optimismo y en la confianza de que seremos capaces de configurar la senda que mejor se adapte a nuestras necesidades. La Junta Directiva seguirá escuchándoos y trabajando duro para que sea una realidad.