Pyrenaica 266 (2017)
del Tachamontes
Pyrenaica 266
Itsasertzetik
2017
Editorial
Arrizabalaga, Mikel
El montañismo ha gozado siempre de una amplia proyección social en el País Vasco. Asociaciones u organizaciones surgidas a lo largo del siglo XX se han convertido en aulas de geografía, cultura, naturaleza y costumbres de nuestro país. Hay que subrayar que, en ciertos momentos de su recorrido histórico, el montañismo vasco ha sido algo más que la práctica de un mero deporte ya que ha estado unido al renacer de nuestra lengua y a diversas actividades políticas, científicas y culturales. De esta manera, el montañismo vasco, se ha ido incorporando y adecuando a lo largo de los tiempos a los cambios sociales, políticos y económicos que han acontecido en nuestro país. Se puede decir que su actividad se ha realizado siempre bajo la influencia de los acontecimientos históricos del momento.
Precisamente por ello, los vascos siempre hemos creído que el montañismo y el euskera han ido de la mano. Sin lugar a dudas somos un pueblo andariego y es evidente que la afición por la montaña está muy enraizada en nuestra sociedad. Cada vez somos más los vascos que visitamos las cumbres y los bosques que se dibujan tanto en nuestra geografía como en otras tierras y montañas más lejanas, pero… ¿Vivimos el monte en euskera?
Hay diferentes maneras de vivir el euskera y conviene subrayar la importancia que en ello tienen las actitudes y el compromiso de cada uno de nosotros, así como de los grupos de montaña, federaciones, editoriales, medios de comunicación y otros sectores que tienen estrecha relación con las actividades que se desarrollan en la montaña. Desde que el 14 de mayo de 1980 Martin Zabaleta hollara la cumbre del Everest, los éxitos de nuestros montañeros se han multiplicado y el número de aficionados ha aumentado considerablemente. Durante estos últimos años la afición por la montaña se ha ido extendiendo y cada vez es mayor el número de personas que ha adquirido el hábito de ir al monte. Miles de aficionados nos acercamos habitualmente a los montes de nuestra comarca o alrededores, tanto individual como colectivamente.
¿Pero cómo hemos vivido la montaña durante estos 30 últimos años? ¿En qué idioma hemos disfrutado de ella? En lo que respecta al uso del euskera (oral y escrito), si analizamos detalladamente los comportamientos de cada montañero, así como de clubes, federaciones, editoriales, medios de comunicación, etcétera, podemos señalar que el trabajo que se ha llevado a cabo en este ámbito ha sido muy irregular. Comenzando por la escasa actitud del montañero para hablar, escribir y consumir en euskera, siguiendo con la actitud cómoda de muchos clubes y federaciones en cuanto a los soportes que utilizan (tanto en papel como en digital) y finalizando con las dificultades que tienen algunas editoriales y medios de comunicación para producir y editar en euskera, podemos decir tajantemente que a los “euskaldunes” se nos está haciendo muy pendiente la cuesta del euskera.
En 1980 los vascos llegamos a la cima más alta del mundo, pero es evidente que todavía tenemos un largo y duro camino si queremos alcanzar la cima del euskera.