Pyrenaica 265 (2016)
del Tachamontes
Pyrenaica 265
Anboto
2016
Editorial
Ugalde, Joseba
“Anbotoko señoría", así sonaba en mi niñez el apelativo de Mari, nuestra señora de las montañas, omnipresente desde mis recuerdos. Para los que no conozcáis desde donde miraba la montaña, en mi casa, desde niño, el atardecer se teñía de rojo con la pirámide negruzca en el horizonte, siempre hacia el oeste. Después vinieron las interpretaciones telúricas, el penacho nuboso que indicaba que la dama habitaba en su cima y, sobre todo, el descubrimiento de que era una cima magnífica que como pocas marcaría mi adolescencia. El Anboto ta "gure señoría” al igual que mi amama siempre han permanecido indelebles en mi memoria. Los surcos que marcan nuestro cerebro, muchas veces originados por la marca de una mirada, de un recuerdo, de una experiencia. Hoy que la montaña se configura como un gran terreno de juego donde conviven disciplinas y prácticas de lo más diversas (asumidas ya como algo que forma parte de su historia y de su futuro), es agradable pararse y observar un lugar tan bravo y singular como este.
Toda esta refl exión me sirve como previo para otra consideración acerca de esta idea de “ terreno de juego “, más allá del debate ya superado sobre la competición en nuestro deporte, y es la siguiente. En el año 2020 la escalada tendrá fi nalmente carácter de disciplina olímpica y como tal ocupará un lugar especial en la atención del gran público. Una disciplina como ésta, tan vinculada a la historia de la montaña, estará fi nalmente en una competición olímpica en sala, con el reconocimiento formal de DEPORTE COMPETITIVO con mayúsculas. Estos cuatro años que tenemos por delante, requerirán de un trabajo ingente para conseguir que una y un representante de la EMF (y de la Euskal Selekzioa) ocupe un lugar en ese destacado espacio.
Coincidimos en año electoral, el tiempo para unas próximas elecciones se abrirá en breve y así espero fi rmemente, surgirá una voluntad para consolidar los cambios realizados, por lograr unos nuevos y ambiciosos objetivos – también deportivos. Y situar así a la Euskal Mendizale Federazioa en un lugar especial en este nuevo panorama que surge para los próximos cuatro años, la montaña como terreno de juego abierta a todas las posibilidades desde el respecto al medio y a las personas que en ella realizan sus actividades. Un espacio común para una pasión compartida que nos hace, sin duda, felices.
“Al principio del viaje la montaña tiene aspecto de montaña, durante el viaje ya no tiene en absoluto ese aspecto, al fi nal del viaje lo recobra. Es una montaña desde cuya cima se ve por fi n todo el paisaje: los pueblos, los valles, la llanura. Uno ha recorrido todo esto, sufrido durante el trayecto, y por fi n ha llegado” (Emmanuel Carrere).