Pyrenaica 254 (2014)

Escribo estas líneas al hilo de las reflexiones surgidas tras la reciente gala de la EMF, celebrada en Iruñea. En primer lugar quiero agradecer profundamente tanto al club Anaitasuna como a la Federación Navarra de Montaña, la cesión de su espacio simbólico y humano para la celebración de dicho evento.

Mi primera mirada fija su atención en los amigos fallecidos, que hicieron de su afición una pasión y de esta su propia vida. Después, recae sobre la trayectoria de todos nuestros montañeros premiados, por su categoría deportiva y humana. La montaña sigue siendo una pasión constante que se mantiene intacta hacia adelante.

En principio, dejamos atrás un año que nos devuelve una mirada profunda hacia lo que pensábamos y queríamos hacer, y con ella la constatación de lo que hemos conseguido -siempre poco a ojos de muchos-, pero sobre todo, de lo que aspiramos a poder conseguir en este siguiente año.

La realidad siempre tozuda nos demuestra la dificultad de conciliar intereses comunes, de buscar puntos de encuentro lejos de la desavenencia y, sobre todo, de afrontar un enorme trabajo -difícil de conciliar como actividad amateur- con unos resultados contrastados de eficacia profesional.

Algunos cambios que quisimos afrontar resultaron más difíciles de lo previsto, como por ejemplo, el mantenimiento de una doble sede, cuyos cambios organizativos consecuentes llevaban inevitablemente a modificar los procedimientos de trabajo. Por otra parte, el enorme interés y preocupación por los efectos de accidentes trágicos, nos ha llevado a extremar la atención en este campo y conseguir una correcta adecuación de los seguros de accidentes y la cobertura de las pólizas de Responsabilidad Civil (elemento este de vital importancia para los clubes). El tratar de incidir y mejorar la seguridad de nuestros montañeros creo que es y será, un objetivo siempre de primer orden.

Además, el establecimiento de protocolos de actuación y la buena relación con los organismos dependientes del Gobierno Vasco para su realización, han sido otras de las cuestiones que hemos trabajado a fondo. Quedan aún en el tintero proyectos ya en marcha que, con mucho trabajo y dedicación, verán la luz en breve (el proyecto Mujer y Montaña, costoso en tiempo), o que ya se están desarrollando, como la nueva web de la EMF. Hay también otras iniciativas en las que seguiremos trabajando, como las actividades de formación impulsadas desde la EGME, y otras actividades paralelas como charlas sobre seguridad, talleres, etc.

Nuestra puerta siempre estará abierta a cualquier iniciativa que se quiera impulsar y a trabajar por y para los clubes, nuestro destinatario final.

Miramos un año hacia atrás y el repaso refuerza nuestra ilusión hacia ese gran proyecto que es la EMF, con el trabajo silencioso y pocas veces mencionado de muchas personas que aportan lo mejor de su tiempo a tal fin. Quiero reconocer por último la importancia del gran equipo con el que cuento, y con el que comparto la mirada adelante hacia este próximo año. Siempre hacia adelante.