Pyrenaica 251 (2013)
del Tachamontes
Pyrenaica 251
Especial Alpes
2013
Editorial
Iturriza, Antxon
La imagen de las cumbres y valles de los Alpes, que dieron origen y nombre al deporte de ascender montañas, ha llegado casi siempre hasta nosotros envuelta en un ropaje de tintes épicos, asociado a las grandes escaladas que han ido escribiendo la historia del alpinismo.
Ciertamente, esas extraordinarias aventuras forman lo que pudiéramos definir como el libro de oro de la cordillera; pero la exigencia de estas actividades ha transmitido entre nosotros la imagen errónea de que los Alpes eran terreno exclusivo para grandes montañeros.
El contenido de este monográfico es un ejemplo diáfano de que en los Alpes hay lugar para todo aquel que guste del disfrute de la naturaleza, del descubrimiento de paisajes y de la aventura en el grado que cada cual esté dispuesto a aceptar.
A disfrutar de los Alpes se puede ir sin siquiera calzarse unas botas de monte. Tal y como relata Antonio Ortega, los trenes suizos nos permitirán llegar hasta rincones a los que parece increíble pueda acceder una línea férrea. Sólo hace falta caminar un poco para descubrir unas huellas de dinosaurios, tal y como nos describe Miren Garmendia.
Pero si nos ponemos las botas, podremos caminar el resto de nuestra vida sin que lleguemos a conocer más que una ínfima parte de los itinerarios que recorren la cordillera, desde La Vanoise a donde nos lleva Lorena Arrastua, hasta las últimas estribaciones de los Alpes eslovenos, a donde iremos de la mano de Luisa Alonso. El recorrido de las GR constituye otra de las alternativas clásicas y Mikel Arrizabalaga nos propone descubrir el Mont Blanc desde todas sus vertientes.
Cuando se habla de los Alpes, hay que hacerlo en plural con toda propiedad, pudiendo disfrutar con las imágenes glaciares descritas por Xabier Erauskin y Felipe Uriarte sobre unas hermosas ascensiones a cuatromiles suizos.
Y para demostrar la versatilidad de las montañas alpinas, podríamos alcanzar también otros cuatromiles, pero esta vez calzando los esquís, tal y como lo realizóTxutxi Ubieta, o seguir la huella que nos abrirá Belén Eguzkiza en las laderas de los Alpes Marítimos.
Evidentemente, para los más preparados técnicamente quedan escaladas como la de la aguja Dibona, presentada por Ana Ruiz, las grandes rutas alpinas con las que nos admiran Mikel Sáenz de Urabain en el espolón Tournier y Mikel Martiarena siguiendo la vía Leseur del Dru, y la trilogía alpina (Eiger, Cervino y Grandes Jorasses) que nos propone Jonatán Larrañaga. Son pocos los que pueden hacerlas, pero es también bonito poder leer sus intensas experiencias.
En definitiva, este repaso al sumario no hace sino demostrar que los Alpes son muy grandes y variados y hay sitio para todos. Perdamos el miedo a las barreras idiomáticas y los precios caros, que no lo son tanto. Los Alpes están esperando y les doy mi palabra de que no se arrepentirán si acuden a la cita.