Pyrenaica 211 (2003)

Hace mucho tiempo que teníamos en Pyrenaíca una deuda pendienr te con los Picos de Europa, ese pequeño macizo, tan cercano, que se empina para asomarse al mar, y que se estrecha para unir a las gentes de Asturias, Cantabria y León. Ese puñado de agrestes cumbres, tan vinculado al historial montañero de muchos de nosotros: el orgullo de primeras elegantes, la satisfacción de memorables ascensiones y travesías, la nostalgia de noches de confidencias en refugios estratégicos, el embruio de nieblas deshilachándose entre las torres solitarias, ... y también el recuerdo de los que allí fueron con su ramillete de ilusiones y nunca volvieron.

En esta ocasión no vamos a describir escaladas, ni travesías, ni recorridos de esquí. Todo eso ya está expuesto en excelentes guías. Intentamos buscar el alma de Picos. A través del testimonio de los pioneros, recogiendo las voces sin eco de los que han vivido, gozado y sufrido en Picos: mineros, maquis y, sobre todo, pastores, o, como dice Moran, "buscando esa foto pendiente" que nos haga vibrar con la esencia de Picos.

Porque Picos es vertical, es verde, blanco y azul, es exigente y rudo, es misterioso y agradecido, ... pero por encima de todo es entrañable. Hasta la toponimia suena a música celestial: argayos, jous, Hambrías, horcadas, colladinas. Es muy fácil dejarse enganchar por los encantos de Picos.

Teníamos una deuda pendiente: la deuda se hace urgente ante el peligro de sobreexplotación turística que amenaza sobre todo a la vertiente asturiana. Para cumplir con ese compromiso hemos elegido a uno de los muchos amantes que tiene Picos, y que siempre nos cuenta sus experiencias montañeras de forma emocionada. Hemos pedido a Luís Alejos que se encargue de coordinar el número, que localice gentes, que convenza a los enamorados de Picos para que nos cuenten sus cosas. Le cedemos ya la palabra.

Al planificar este número extra de Pyrenaíca, nos planteamos tres objetivos esenciales: descubrir nuevos autores, abordar temas poco habituales e incluir trabajos de investigación. Esta pretensión implicaba una intensa labor de búsqueda, reforzada con el apoyo de una red de amigos que se ha ido ampliando al incorporarse al proyecto sucesivos colaboradores. Tales contactos han fructificado incluso en excursiones conjuntas. De modo que, en vez de esperar la llegada de contribuciones espontáneas, Mahoma ha ido a la montaña. El resultado compensa ampliamente el esfuerzo dedicado a culminar esta ascensión. Confiamos en que compartiréis nuestra opinión.

La incorporación de autores para nosotros desconocidos, requería dedicarles unas lineas de presentación. Sus historíales nos llevan a remarcar otros dos aspectos: 1o ) Hay muchas personas que realizan actividades valiosas: nuestro reto es sacarlas del anonimato, lograr que compartan sus experiencias. 2o ) El montañismo alcanza la plenitud de su desarrollo cuando todas las generaciones avanzan al unísono, por supuesto, con sus respectivos ritmos. Esta reflexión proviene de tiempos pasados: entonces había que cruzar fronteras para encontrar en las altas cumbres pirenaicas o alpinas entusiastas y activas cuadrillas de jubilados. Ya hemos alcanzado esa elevada cima que ante todo denota calidad de vida.