Pyrenaica 261 (2015)
del Tachamontes
Pyrenaica 261
Aiako Harria
2015
Editorial
Ugalde Egaña, Joseba
Este dicho recogido en nuestro euskera más ancestral ha resonado profundamente estos últimos días en mi interior, mas si cabe tras la recién celebrada Asamblea General de Elgoibar, a la que luego me referiré. Me he acostumbrado a utilizar esta frase de gran contenido simbólico en otros entornos y en aspectos de mi vida profesional, para tratar de hacer ver el gran sentido que adquiere lo que a veces no reconocemos y, por tanto, no nombramos. A VECES con la ilusa esperanza de que así no será efectivo o bien, como en el caso que nos ocupa, con la “confianza” de que no hacerlo nos resultará positivo o, cuando menos, justificará el esfuerzo que supondría (en caso contrario) reconocer la realidad.
En la Asamblea de Elgoibar, Antxon Iturriza bordó con magnifica expresión la importancia de reconocer y guardar la memoria del montañismo vasco, por muchos motivos. Uno de ellos, el fundamental, porque lo que no se escribe y se recoge deja de existir y, una vez olvidado por una generación, no habrá forma de recuperarlo ni de recordarlo jamás. Así nace con gran voluntad el Proyecto EMMOA / Fundación para la Memoria del Montañismo Vasco, que tiene entre sus varios objetivos el hacer de lo anterior un modelo que repercuta en nuestra memoria como montañeros y como miembros de una comunidad histórica, a la que dotamos de sentido.
“Los promotores de EMMOA asumimos las limitaciones de todo orden con las que iniciamos el proyecto de rescatar del olvido y de la desaparición este patrimonio, porque somos conscientes de la necesidad perentoria de acometer la tarea antes de que sea demasiado tarde. Motivados por nuestra afición y el respeto a nuestra historia, nos presentamos ante la opinión pública con la esperanza de recabar apoyos de instituciones, empresas, federaciones y clubes, así como de los miles de montañeros de este país, para hacer entre todos posible el objetivo de salvaguardar esta parte relevante de la historia de Euskal Herria” (A. Iturriza)
Así la EMF se constituye en patrono y garante de esta iniciativa, en un intento de recuperar el espíritu de lo que ya se apuntaba en Elgeta hace más de 90 años, cuando se constituía la semilla de la actual Euskal Mendi Federakundea. Es cierto, que mucha veces sentimos, y siento yo particularmente, que el carácter casi “virtual” de la misma, debido a razones de calado histórico y reparto territorial, necesita cuando menos iniciativas que sean de alcance común y sirvan de nexo de unión al conjunto del colectivo montañero vasco. Esta sería una de ellas, al igual que dotarnos de un modelo de revista ya consolidado y aceptado por la inmensa mayoría de nuestros federados.
Si, como espero, cambiamos los términos de la ecuación “lo que no tiene nombre no existe”, lo que si tiene nombre debería de existir en nuestra memoria y en nuestro futuro, con el apoyo de todos y todas. ¡Bienvenido EMMOA ta mila esker!