Pyrenaica 218 (2005)
del Tachamontes
Pyrenaica 218
el Teide para montañeros
2005
Editorial
Jausoro Marugan, Arantza
Decia Maurice Herzog, no hace tantos años, que el peor enemigo de un montañero era su mujer. Pues bien, el mes de febrero se ha marchado dejándonos unas espléndidas nevadas y una mujer elegida al frente de la Euskal Mendizale Federazioa.
No era la primera vez que se celebraban elecciones, evidentemente, pero en cierta manera sí que ha sido "una primera", como decimos en el argot montañero. Por primera vez los dos candidatos han sido sometidos al juicio público, no sólo de los clubs, sino también de todos aquéllos que siguen la actualidad deportiva vasca.
Sin duda la EMF ha salido fortalecida de este proceso electoral. La alta participación de los clubs, los técnicos y los deportistas, el 12 de febrero en Elgeta, es el síntoma claro de que la comunidad montañera vasca ha querido expresar su voluntad de forma activa. El amplio apoyo recibido nos obliga a responder con responsabilidad a esta confianza y ése será nuestro compromiso en los próximos cuatro años.
Desde la responsabilidad histórica que me acompaña, he leído con atención los saludos que anteriores presidentes de la EMF han escrito en esta querida casa que para mí es Pyrenaica. Y repasando los editoriales de Antón García Albizu, Juan Bautista Maiz, José Ma Leturia, Paco Iriondo y Antxon Bandres, queda patente que en estos años hemos cambiado, pero no tanto.
En cada una de sus etapas, todos los presidentes abordaron importantes cambios y dificultades, vivieron grandes logros y fracasos del montañismo vasco, y convivieron con entornos políticos llenos de incertidumbre. Todos ellos tuvieron como objetivo promocionar la dimensión social que el montañismo se merece en un país en el que ir al monte, es parte de nuestra identidad cultural.
En este mundo de hoy, quizás la vida es algo más compleja. En los últimos años, de la mano de Antxon Bandres, nuestra Federación ha abierto muchos frentes en el ámbito institucional y deportivo. Poco a poco, van quedando atrás las viejas discusiones sobre lo que separa a los montañeros de los escaladores, a los deportistas de los clubs y a los hombres de las mujeres. Es mi deseo que el ciclo de la vida montañera continúe en todas sus manifestaciones, que aprendamos a convivir en una diversidad que unifique y que cada persona vaya al monte cuando y como tenga oportunidad de hacerlo.