Pyrenaica 228 (2007)
del Tachamontes
Pyrenaica 228
Todas las islas con las montañas más altas del mundo
2007
Editorial
Uriarte, Luis Ignacio Domingo (Txomin)
El tema del dopaje en el deporte está de moda a cuenta del ciclismo. Pero no es sólo en el ciclismo ni es cosa de hoy. Hace mucho que el fenómeno existe y, en cierto sentido, forma parte del espectacular avance en el conocimiento de las ciencias de la vida en los últimos años. El tema ha saltado también al alpinismo y se refleja en webs, foros, chats y blogs. ¿Tiene sentido hablar de control antidoping en el mundo del alpinismo?
Veamos. El control antidopaje en el deporte nace en el mundo de la competición. Se trata de evitar que por medio de ayudas artificiales los deportistas que se drogan adquieran características extraordinarias de rendimiento que les coloque en situación de ventaja comparativa respecto al resto de sus competidores, poniendo en riesgo su salud.
Se trata pues de dos puntos cuyos límites hay que precisar: qué son ayudas artificiales y hasta qué punto son perjudiciales para la salud. El debate está servido. Partiendo de que el dopaje es intrínsecamente malo, por lo que debe evitarse, y que nos movemos en un terreno en el que se avanza a velocidades exponenciales, la solución ha sido objetivar el dopaje entorno a una lista de sustancias y métodos prohibidos y seguir investigando para mantener actualizado el catálogo de prohibiciones.
El alpinismo, por la complejidad de actividades que contempla, engloba también modalidades de competición, aunque no sean olímpicas, todavía, sobre todo la escalada deportiva y también el esquí de travesía y la escalada en hielo. En esos campos no hay duda: la situación es la misma que para el resto de deportes de competición, incluido el ajedrez. Pero además hay otras áreas en las que se organizan competiciones, como son las carreras de montaña o el orienteering.
Incluso la responsabilidad va más lejos. La competición es susceptible de trampa sobre todo porque hay dinero detrás, en forma de premios y de patrocinios, comerciales fundamentalmente. Y en el alpinismo "no competitivo" también se producen a menudo conflictos de intereses, por patrocinios, por ejemplo, en el mundo de las expediciones. Y no estoy hablando del otro debate, sobre si el oxígeno artificial para mejorar el rendimiento en la altitud debe considerarse dopaje. Efectivamente el oxígeno mejora el rendimiento, pero no es peligroso para la salud, sino todo lo contrario, por lo que sería muy cuestionable su consideración como método de dopaje. Otro asunto es la validación de resultados: hoy en día hay dos listado de ascensiones a los ochomiles mayores -con y sin oxígenodiferenciando, igual se hace en la escalada en roca según se utilicen más o menos ayudas artificiales.
El tema está en pleno apogeo en el nivel más alto del alpinismo estructurado: la UIAA, esa especie de Federación Internacional de Alpinismo. Ya en el año 2003 se pronunció la Asamblea General, aceptando los principios del código antidopaje. Pero las cosas han cambiado. La Convención Internacional contra el Dopaje en el Deporte que suscribió la UNESCO en París en 2005, ha entrado en vigor el 1 de febrero de 2007. Eso quiere decir que prácticamente todos los gobiernos del mundo han acordado incorporar a sus respectivas legislaciones el Código Mundial Antidopaje de la WADA-AMA. Ahora son los Estados los que obligan y por lo tanto afectará a todas las federaciones deportivas y a todas las personas relacionadas con el Deporte.
Y eso incluye también al deporte del alpinismo, federaciones, clubs y montañeros. Y tendremos que acostumbrarnos a restringir el uso de sustancias o métodos prohibidos, a facilitar controles antidopaje, a suspender el apoyo financiero a los que violen las normas y a apoyar los programas educativos sobre la lucha contra el dopaje.